Claro paga no del uno Que mínima trepa detona La cerebral tela de su voz. Con la luz que un coche del hueso, Resumiendo de la anestesia, En penumbra se habían marchado Varias veces con la beca que yo Me vi ni el morse inmaterial de las entrañas. De su habilidad natural Más evidente porque agobiadísima, Llena de segundas, secamente Entre luminoso mientras sus máquinas, Al servicio de las que por todas partes. Sólo atravesar el hábito, Sedujo terror de mi futuro Presente inaprensible, Maloliente maleta en oscura nada Donde el buzo es luz y llanuras Como incalculada conversación. Para penetrarnos al ala De la masa que vinagre entornado De mi entorno aguanta, Terciopelo hacia media torcida Europa Colocón que un paseo sabía A la mesa de Navidad, Que sí, Y más. * Proyecto de intervención poiética sobre la novela generacional de Jota Martínez Galiana "Ya no somos modernos". Ed. Eutelequia 2014

Hermandad te dicen. Aquello que de alcanzarla, Transporta tres poco sobra de perlas. Capas que no partir de papel diferente. En el borde de ambos que por abrir Muy pequeño motor epiléptico Ciclón mal brujo en la tierra se rige, Husmea mugre, Para por la paz en lo alto, adiós. Oferta frente al principal, otro negro viento. Desde el enorme débil derribo, De fango pidió perdón Pero no pasa nada Al final lo que importa tampoco es verdad. Ya yo de lo vais a si igual, De juntos en cómo se empieza, Dice la gente mayor en aquel pozo oscuro Brillo de lo que en ese brillo, Velocidad. Aquella noche electrónica, Ideal en presencia de una lata, Pintada en la arena, insectos volantes, Billetes arrugados de la niñez. Pastilla con las pastillas, todas puestas sobre mí Al sentir el calor reactor ni mapas. Entre matar sonando potenciales Siempre arroparme sin mí, Y aun así en dormirme Mi decisión nervuda bailando Nacer macetas en su

Tesoro que brilla jamás emergido suelo. Por inundarlo, campo curva de piedras, Boquetes cráneos. Lo que sí en la cabeza con la voz de secretos, Que interesada jamás, no hubo quién sabe qué desgracia. Bien mediocre, lenta, madre televisor. En invierno largo, blanco y fino padre. Hacia el campo, tumbas solteras lloraban sudando, A esa ocupación, energía órbita, fórmula para ser roto. Preso que sus cadenas los años entre las tumbas. Cualquier cosa no tenía nada de particular, Sumergida del zapato. Luces y tampoco virus. Sol de artista vuelto hacia atrás. Un trozo de pecho dentro de la boca. Un impulso metálico de amor y pierna. La vida justo seca en mayúsculas. Temblaba de calor un horno en el que sudando, Qué placer volver crujiente solemne muro. Capirote adobo, monumentales parcelas, Y humo en honor de dudosos dos o tres sacos de azul celeste. Porque los protegen, que actúan del sistema. Aparcan como armas su negro inmundo, Sebo gan

ESC Sueños de vida higiénica Ciudadanos ventanales con marco Treintañero de mindundi al que obliga de raza Con regaderas de plástico De plástico, de plástico Simuladas, de plástico. Estructuras gira tierra fresca Con la corriente del tiempo a medio amarga Monotonía codicia aún por ocurrir Que envejecer un armisticio ungüento En desertar en Marte, más pantalla, oye Droga en el 2000 hay tantas cosas por hacer Irreal recogerte un detalle al borde del infarto Como de costumbre cambio con destino A cuatro probable búsqueda de un precario cuadrado A punto de pensamientos agrupados por la misma idea En esos trayectos no necesariamente por No necesariamente siempre incluso carnales Mis dedos anuncian virus AY