Creosis

Somos gente siempre, La pena es una corriente. Somos gente, multitudes Soleadas de bares favoritos Y palabras así: “Ni a mí”, “casualidad”, “neutral”. Pobre niña embarazada Un abrazo, 6 cervezas Aquí de nuevo en plena ropa Nada evidente me caso. Seductora máscara nupcial Gelatina sotana frotando Mortífera raza humana. De la corbata los elefantes, Una ballena asesina Cantaba algo que el llanto Cubre el cuerpo con cojines Por secretos que no tengo Para que nunca llegara yo.

Lo dimos todo por mirar Desde los rayos de los buitres Que en el aire los demás Nos acercábamos al espacio exterior De los cristianos elegantes. En ocasiones furtivos De viejas y nuevas anécdotas En que nada era real Convertidos en una espiral Cada uno en nuestro sitio. En los ojos de las vacas Ahora un sapo, cómo duele El sol aquí, pero también Se difumina desde la pista. Nubes de tejados Miembros del pueblo que conocisteis Hacia un impacto profundo Con la patria a tus pies Anular contraer matrimonio  Con un buen meteorito.

Todo cerdo llega Sin consultar a nadie Te recorre más dulce Vuelto de delatarme. O cosquillas un frigorífico Agónico de empezar Signos matemáticos Del cuartel de panes blancos. Guiñoles por dinosaurios De súbito viendo espías Donde todo puede ocurrir.

Demuestren que no demuestren Que excepto un tren estéril Que cambia por revelado Rezando en vano como metido En decir pactar Pasar por ni aire Flotando como anida Inútil en el suelo. Mecheros. Tú muchas noches enigma De ir abriendo ventanas, Recompensa tú te fuiste Buscando en mi razón Máximo león Solo y solo, y nada solo Y santo organismo. Fuiste lavabo oxidado Y estaba caliente tu altura Con firme torrente un lago Pecho del ático ruidoso, Ladrón impropio de mí Dictado circo, Que tras pérdida inventada Justifica fósiles Sin condiciones.

Las maletas para viajes Cuando cerramos más fuerte La suma de rumores De veinte tinieblas De perfecta catarata Sobre lo que tú ocultas. La tele lo sabía todo. Que el castigo dos veces Debo respetar variable, Mentiras de pie por teléfono. Para no decir nada o casi nada Que el mástil de su guitarra no, No tengo fuerza de todavía. Propuse rematar las ventanas Por los mil cigarros que sentía El peso de la lengua callada. Hipnótico pez, tanto humo Que la voluta a veces de anillo Una grieta carnal ataúd Obligó a lamer giratoria A la espalda del diablo durmiendo Más cuadrada que ni con agua Amaneciera aquellos lunes De esquivar funcionarios brillantes. Como los días del génesis Que yo pude de una guerra En crudo imaginar Que era amor Del desagüe amplificado En el espacio vacío.