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El joven como invasor de sí mismo II. El chasquido Guggenheim

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El lugar histórico del sujeto capitalista, tal y como queda descrito por Weber, se parece bastante al del objeto artístico de vanguardia descrito por Adorno. En su vocación radicalmente antitradicionalista como figura paradójica de progreso, el objeto artístico de vanguardia y el sujeto capitalista están y no están en la sociedad de su época. Contra la importancia de la fortuna del capitalista y el valor de Mercado desorbitado de la obra de vanguardia, la verdadera razón de ser del protagonismo social de ambos reside en su espíritu desinteresado. Algo que el resto de los mortales no acertamos a entender, añadiendo al lustre artístico y empresarial una capa de misterio enigmático. Tan misteriosa que el aspecto contingente de la "fortuna" se refiere como sinónimo, al de su propia noción de "destino". El desinterés del capitalista se parece al de Thanos, razón por la que estos apuntes indagan en el trasfondo ideológico del UCM como puesta al día del discurso neoliberal

El joven como invasor de sí mismo I. El que esté libre de años que tire la primera piedra

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En el centro de la Saga del Infinito hay un nudo gordiano atado durante el lento proceso de formación histórica de nuestro mundo moderno, como un núcleo que irradia una influencia inadvertida sobre el sustrato religioso en que se cimenta el discurso capitalista. La opinión común es que este sustrato religioso es un tema superado, pero el objeto central de estos apuntes consiste en dar evidencia de lo contrario. Los apuntes de este blog tienen por objeto demostrar la expresión de este tema en el discurso del UCM, confirmando la función ideológica de la serie en la construcción de un discurso donde se presenta la última iteración del mito capitalista por antonomasia, esto es, el de estar alentado por un cierto "espíritu" donde el afan de lucro acumulativo tradicionalmente asociado al pecado de avaricia, se transmuta en colmo de la acción desinteresada pese a sostenerse en perjuicio de un reparto social igualitario. Quizás, la mejor vía para profundizar en esta contradicción con

Herencia y juventud de Tony Stark III. La autodeterminación juvenil como superpoder original

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Con su enfático gusto por AC/DC, Tony Stark es alguien estancado en la adolescencia previa al momento en que recibió una herencia de dimensiones megacorporativas. Herencia manchada por el estigma del crimen atómico perpetrado en Hiroshima como Endgame de la Segunda Guerra Mundial, y herencia manchada en sí misma, por cuanto la virtud lucrativa del espíritu capitalista exige en última instancia, una prueba de desinterés personal que, en el mejor de los casos, pasa por la renuncia del traspaso empresarial al primogénito. Así como Thanos demostraba este extremo sacrificando a Gamora, Tony Stark es su reverso atormentado al convertirse en heredero de Stark Industries con 21 años. Contra esta maldición sellada en 1991, Tony hace sonar AC/DC como quien se instala en el tiempo previo a la recepción de su herencia. La evidencia de su gusto hardrockero juega a mantenerle joven de forma perenne, y también puro. La música de AC/DC anula simbólicamente el paso a la madurez como en un reseteo sim

Herencia y juventud de Tony Stark II. La identidad juvenil como milagro eléctrico

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Tony Stark escucha Back in Black mientras cruza el desierto de Afganistán momentos antes de que una bomba cambie su vida. Tiene 38 años, pero, en su cabeza, el sonido de esa canción proyecta una imagen que lo convierte en reflejo del rockero arquetípico, instalado en una suerte de juventud eterna. Para cuando Tony escuchó Back in Black por primera vez con 10 años, Brian Johnson ya tenía 33. Angus Young andaba en los 25. Sin embargo andaba desde los 18 dándole a la guitarra como un poseso electrificado. Su traje sempiterno de colegial arrastra su imagen juvenil todavía más atrás, estancado en lo pre-púber todavía en 2022, tiene programados varios conciertos de primavera por Europa sin que el tiempo haya disuelto esa icónica imagen. El rockero convierte el estilo en arma simbólica contra el tiempo, deteniendo su paso en el punto mismo en que el rock generó el mundo tal y como lo conoce.  Al fan de AC-DC, un mundo sin rock se le hace inconcebible. Es la música del diablo e imprime un cari

Herencia y juventud de Tony Stark I. El retrato hardrockero del CEO adolescente

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Que a Tony Stark le gustan AC-DC es un hecho conocido, un rasgo distintivo del personaje. Tanto es así que la música de AC-DC es la primera señal que recibe la audiencia al conocer a Iron Man. El arranque del UCM nos sitúa en Kunar, provincia de Afganistán. Vemos un jeep militar avanzar de frente hacia la cámara por el desierto. Encabeza un convoy de seguridad escoltando a Tony, representado metonímicamente por el primer plano de una mano sosteniendo un whisky. Dos planos antes hemos visto un radiocassette que da cuenta de la fuente emisora de la música que estamos oyendo. Tony Stark es el gusto excesivo de la parte por el todo expresado con el hard-rock y el alcohol: un minuto después sabemos que también por el sexo promiscuo. Suenan AC-DC mientras Tony se mofa del soldado a su lado llamándole Forrest (Gump), paralizado ante su presencia aurática de celebrity. El soldado veterano del asiento de adelante no puede evitar la curiosidad de aclarar un cotilleo que cuenta que Tony tuvo sexo