Estilo y personalidad del superhéroe Marvel IV. Libertad y autenticidad en la génesis cinematográfica del joven

La relación previamente establecida entre Tony Stark y Jim Stark, esto es, entre el líder del UCM y la figura del Rebelde sin causa, no se debe a la boutade de forzar un parentesco cultural en función de sus apellidos. A fuerza de apuntar problemas identitarios actuales desde la construcción radical de un proceso emblemáticamente icónico, la relación entre ambos referentes en el contexto de este estudio, tiene que ver con la función ilustrativa del UCM como recurso formativo del espíritu neoliberal. 

El UCM es un esfuerzo narrativo inmenso, invertido en encumbrar la figura de su protagonista principal, CEO de una megacorporación privada. Desde la ficción cinematográfica, aparece como una respuesta a los tiempos que aceptaron a Steve Jobs como modelo de instrucción para la juventud, donde antes figuraban referentes de la cultura juvenil en esas décadas precedentes que vieron surgir la contracultura como un fenómeno de respuesta crítica a los problemas evidenciados por las crisis geoestratégicas, económicas, sociales y políticas del hegemón capitalista. Si antaño la juventud atendía a referentes carismáticos del mundo de espectáculo como el actor de Hollywood o la estrella de Rock, el UCM es una respuesta al tiempo inaugurado por la charla inspiracional de Steve Jobs en el púlpito de Standford. Ese nuevo tiempo donde los eventos de marketing anuales para presentar las novedades de mercado de las grandes tecnológicas, despliegan una espectacularización ritual ante millones de chavales. Como si se tratara de la enésima cosecha de maná, el CEO toma la palabra para revelar la última versión de ese producto con el que más profundamente nos identificamos en términos fetichistas, reactualizando una cosmogonía contra el apocalipsis de una obsolescencia, por lo demás, programada para mejor forzar la necesidad religiosa del consumo.

Este es el mundo absolutamente inmerso en el espíritu de lo mercantilizado -de productos a personas, en creciente dependencia de la sustitución del bien por el servicio-, donde la elevación a mito del CEO, tal y como lo plantea el UCM, deja de ser anecdótico. Tony Stark fue concebido como contrapunto de la identidad normativa del superhéroe Marvel, justamente para instigar al consumidor contracultural de comics en una especie de maquiavélica apuesta personal por parte de Stan Lee. Desde los 60 ha recorrido el trecho histórico necesario para que la industria cinematográfica pudiera dotarse de los recursos tecnológicos suficientes, como para trasladar con garantía una representación espectacular del mundo superheroico a la gran pantalla. Para cuando ha llegado ese tiempo, el CEO no sólo ha apartado del centro del foco a Spider Man, sino que lo ha convertido en literalmente en su becario.

Y es que este tiempo ha sido también el de un Capitalismo en pugna por superar los anclajes de su discurso legitimador con ese estoicismo protestante señalado por Weber. Un estoicismo esencialmente limitador contra la prerrogativa hedonista de un sistema de dominación que precisa alimentar incesantemente el mercado de consumo a través de la explotación artifical del deseo frente a lo innecesario, y convencer a la sociedad de que vive en el mejor de los mundos laborales posibles al punto de presentar el espacio de trabajo como un sitio de ocio y recreo al que el empleado se adhiere libre y gustosamente. Es todo este giro moral copernicano el que se instaura con un nuevo espíritu del Capitalismo (Boltanski y Chiapello, 2002), conformado por la capacidad del discurso de dirección empresarial para dar respuesta voluntarista a las demandas de los trabajadores surgidas del movimiento contracultural de los 60. Por eso, la exploración del UCM es, en buena parte, el rastreo del aspecto contracultural de su discurso asignado al CEO de Stark Industries. Y por eso, como germen semiótico de esa cultura juvenil que comprende al adolescente como sujeto revolucionario, el Rebelde sin causa y sus contradicciones están en la raíz que permite entender y evaluar al UCM como mito contemporáneo.

En buena medida, el espíritu del neoliberalismo se asienta en un corpus de valores construidos sobre la asimilación de lo que Boltanski y Chiapello denominan "crítica artista". Libertad y Autenticidad constituyen los dos dos grandes valores que el neoliberalismo pretende integrar en el mundo del trabajo y las relaciones laborales contemporáneas. Supuestamente estos dos valores forman parte de la gran conquista social llevada a cabo por el joven, como sujeto revolucionario a lomos históricos de la contracultura. Son, a la postre, las dos aspiraciones que arrastra Jim Stark contra el corrompido mundo adulto. 

Rebelde sin causa presenta la integración en el mundo de sus mayores a través de una invitación a la mentira, en lo que supondría una apuesta del joven como rebelde moral por mantenerse en una actitud vital marcada por un principio de autenticidad. 


Así como el protagonista luchará contra las circunstancias por liberarse del destino que le aguarda como adulto en este sentido. Ambas apuestas resultan fracasadas al término de la película. Jim Stark terminará enredado en el uso del engaño y verá cumplir edípicamente el destino que pretendía evitar, tanto más por intentar esquivarlo denonadamente. 

(A chicken)

Las demandas de libertad y autenticidad aparecen, pues, como las dos reivindicaciones que resumen el ideario contracultural fracasado así, en el propio germen icónico sobre el que se arma el modelo de joven como sujeto social. Pero esto forma parte ya de lo que está por explicar en detalle a lo largo de las próximas entradas, sin lo cual no es posible entender las profundidades ideológicas del UCM como recurso formativo del neoespíritu del Capitalismo.

Boltanski, L. y Chiapello, E. (2002). El nuevo espíritu del Capitalismo. Akal.


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