Escatología del CEO como salvador del mundo I. El formidable sacrificio de Tony Stark

Considerando las enseñanzas neoliberales de Hawkeye, conviene señalar algo que, precisamente por estar en primer plano, puede llegar a pasar desapercibido por demasiado obvio. Desde que Marvel estrenó la versión cinematográfica de su universo superheroico en 2008, las tres primeras fases de desarrollo giraron en torno al liderazgo de un personaje que encarna al CEO de una megacorporación norteamericana. Este detalle no es anecdótico, al menos para el propio creador del personaje. Stan Lee (1975) reconoce su pretensión de sintetizar en Iron Man la “quintaesencia del capitalista” (p. 45), “en el punto álgido de la Guerra Fría”, como un reto personal que denota la dimensión narcisista del alma de Marvel: Lee tenía la pretensión de manipular a los fans de Marvel, venciendo su resistencia de forma que terminaran amando a un ser diseñado para resultar "odioso". Llamado a representar, no sólo lo megacorporativo, sino también “la guerra” y “lo militar al 100%” ("Iron Man", 2020), Iron Man aparecía en escena con título propio en mayo del 68, justo en plena efervescencia de ese movimiento juvenil de crítica contracultural contra los excesos de un imperialismo capitalista, que encontraría su rubicón militar en Vietnam. Puede que el nuevo espíritu del Capitalismo se fraguara en el seno de la literatura de management publicada durante la última década del siglo pasado, pero para entonces, la industria cultural ya estaba haciendo pedagogía sobre las bondades del CEO a través del comic de masas, ni que fuera arrojando sobre este retrato una pátina de humor cínico que las hiciera más digeribles.

40 años después de su elevación a protagonista de comic, Iron Man fue expuesto a su bautizo cinematográfico como protagonista de la superproducción más ambiciosa de la historia de Hollywood en mayo de 2008. En conjunto, las tres primeras fases del Universo Cinematográfico Marvel (UCM), conocidas en conjunto como la "Infinity Saga", contienen una serie de 23 películas estrenadas en el plazo de 11 años.3000 minutos, esto es, 50 horas o dos días enteros de proyección requiriendo una atención emocionalmente comprometida por parte de la audiencia, que arrancaron con las andanzas de Tony Stark por tierras afganas para cerrar la venta de un arma de destrucción masiva, que acabaría con él secuestrado por una facción terrorista de extremistas islámicos, a resultas de lo cual terminaría ingeniando Iron Man como un arma fundida con su propia identidad para escapar de ese atolladero.

Merece la pena detenerse a reflexionar qué significa una historia heroica en términos de inversión discursiva, amortizada en justificar el valor ejemplar de su protagonista. En cierta medida, las dimensiones de este esfuerzo narrativo denotan proporcionalmente la propia dificultad simbólica de esta empresa. Como depositario postrero de lo que significa este esfuerzo por lo que se refiere a la Infinity Saga, en tanto Tony Stark inicia la serie, se erige en el líder de Avengers y termina por resultar el personaje sacrificado para resolver un conflicto de dimensiones cósmicas, el CEO de la megacorporación capitalista aparece como un referente social necesitado de una justificación sin parangón en la historia del cine. El carácter formidable de su sacrificio autoasumido de forma sublime, para salvar nada menos que al conjunto de una humanidad ya diezmada eugenésicamente de un plumazo en forma de chasquido "thanático", denota precisamente las dimensiones de su déficit de legitimación social en términos humanistas, esto es, la latente culpabilidad de un personaje que, por otra parte, queda expuesto ante la opinión pública por la parte más incisiva del Cuarto Poder, al propio comienzo del UCM, bajo la etiqueta poco ambigua de "mercader de Muerte".

Lee, Stan (1975). Son of Origins of Marvel Comics. Simon & Schuster.


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